sábado, 24 de marzo de 2012

Reunión de pastores, oveja muerta

Mañana domingo, los andaluces y los asturianos tenemos una cita en las urnas para elegir a las personas que nos gobernarán en los próximos cuatro años y que tendrán que sacarnos del atolladero económico y social en el que por desgracia nos encontramos.
Siempre he pensado que el voto, además de un derecho, debería ser un deber, puesto que es mucho lo que nos jugamos y por tanto la responsabilidad debería de repartirse... Pero cada vez entiendo mejor a las personas que por desidia y aburrimiento no cumplen con el quehacer democrático que supone apostar por unas siglas. 
El problema está más que claro, la clase política, en la que no confía prácticamente nadie. Y no sólo por los grandes escándalos de corrupción que son juzgados en los tribunales... sino por su propia existencia. Los comicios del pasado 20 de noviembre, pero sobre todo los del 22 de mayo, dejaron a muchos parados, hombres y mujeres que llevaban muchos años viviendo de la política, ejerciendo diversos cargos políticos y que tras perder las elecciones se encontraron con que no sabían hacer otra cosa...
Hace unos meses, quizás un año, escribía un artículo opinión al respecto, se titulaba como éste "Reunión de pastores, oveja muerta". En él aseguraba que este refrán nos podía servir para definir a la mayoría de la clase política, especialmente a la de 'alto standing' (por aquel entonces ZP y compañía), cuyas decisiones afectan a millones de españoles. Apuntaba que los que estaban cociendo la reforma de las pensiones (ahora otras caras se han puesto mano a la obra con la laboral) no se tendrían que preocupar en exceso de esa cuestión en el futuro, puesto que como políticos tenían un fondo más que garantizado. De la misma manera no creo que la señora Fátima Báñez (no tengo nada en contra de ella, al menos todavía) se haya visto o se vaya a ver en la tesitura de que la despidan de su empleo con una mano delante y otra detrás como últimamente les está sucediendo a muchas personas... 
La profesión de político no debería de existir como tal. Las personas que representan a los ciudadanos deberían ser profesionales experimentados en diversas ramas. Las carteras de economía (tanto en ayuntamientos, diputaciones, gobiernos regionales y central) deben ser dirigidas por economistas o expertos financieros (entre los más válidos en este área se encuentran las amas de casa); las de agricultura, por agricultores o ingenieros agrónomos con experiencia en la profesión; las de sanidad, por médicos, enfermeros, auxiliares...; y así… Para los puestos de máxima representación (alcalde o presidente) es necesario elegir al mejor entre los mejores (no al que mejor hable o mejor imagen dé). Tal y como habrán pensado ya, esto no es así en la mayoría de ocasiones porque los buenos profesionales no siempre quieren dedicarse a la política, ya que es un oficio mal considerado en los tiempos que corren. Puede que haya políticos estupendos, trabajadores y honrados que se dejen la piel por sus conciudadanos (creo que conozco a alguno), pero en la mente de todos pesa más el sinvergüenza, el que se gasta el dinero de los parados en cocaína...
En definitiva, estén muy al tanto y nunca se fíen de las reuniones de pastores, porque ya saben como terminan... Y mañana, hagan lo que la conciencia les dicte...

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